2 de Agosto de 2011
Era el día de descanso, y aunque era un día para dormir un poco más estos jodíos se despertaron como todos los días, a eso de las 8 y pico. Son como las gallinas en cuanto ven un rayo de luz en pie que están. Aunque se habían portado pues mientras dormía fueron e incluso compraron una Quesadilla en el pueblo y todo, un buen detalle para el desayuno.
Habíamos decidido ir a comer al hotel que la chica que nos ayudó a reservar la casa rural nos había recomendado. Estaba dirección Cabrales creo recordar y para allí que fuimos. El hotel descansaba en las cercanías de un mirador precioso:
Sin duda, estas cositas son las que luego echaríamos de menos en Madrid, la comida. Nos pegamos una comida brutal, un cacerolo de fabes a reventar (Rober y Quintín repitieron, luego se notarían los efectos pedológicos), unos entrecots gigantes y un solomillo al cabrales. De postre.... bueno, algunos no llegaron al postre jejeje. Todo muy rico, y además barato, por 60€ nos habíamos puesto hasta reventar. Una foto de muestra:
El resto de la tarde fue de perreo total, de aquí para allá sin tocar la bici. El reto nos esperaba al día siguiente: la mítica subida a los lagos de covadonga.
Madre mia...como para coger la bici despues jajajaja
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