1 de Agosto de 2011
Comenzaba Agosto y el día amanecía muy nublado, casi lluvioso en apariencia. Habíamos decidido que como había llovido mucho durante la noche subiríamos al mirador del Fito, justo por donde atravesamos las montañas desde la costa cuando fuimos con el coche. Ah, y se me olvidaba, Triskis, aunque algo mojado seguía por ahí dando guerra. Tuvimos que engañarle con otro poco de ensaladilla pues el jodío nos seguía con las bicis y todo.
Perfil y dificultad: 103 BB (ver en wikiloc)
Datos de la ruta realizada:
Así pues, el trayecto era fácil en el sentido de que no teníamos que cargar las bicis en el coche ni nada parecido. Salimos de Cangas dirección Arriondas tomando una especie de carril peatonal que nos pareció más seguro que la carretera. Al menos eran unos 9 o 10 kms para llegar a Arriondas y una vez allí nos pasamos el desvío correcto, por lo que tocó preguntar y volver de nuevo al pueblo para girar a la izquierda.
Enseguida llegamos al kilómetro 1 de la subida. Estos decidieron que fuera yo delante, que ya me hacían la goma. Asi que me puse a tirar a un ritmo trotero. La subida era bastante revirada, con curvas y algún tobogán, pero se iba agarrando muchísimo a las piernas (y más después de lo que ya llevabamos acumulado de dos días sin parar). Cuando llevabamos 4 o 5 kilómetros de la subida, las rampas comenzaron a ser bastante seriotas y decidimos parar para que Quintín recuperara el aire. Esta vez la pájara le iba a tocar a él.
Retomamos el paso después de descansar tres o cuatro minutos, quitarnos algo de ropa y echar unas meadillas. Esta vez el Rober se adelantó un poco y se fue quedando Quintín unos pocos metros. Vimos que Quintín iba algo muerto y se acopló a un ritmo cochinero por lo que paramos nuevamente. Quedaban unos 3 kilómetros de la subida.
La carretera era bastante buena, y aunque el día era muy nublado la visibilidad y el asfalto eran perfectos. Además tuvimos mucha suerte y pasaron muy pocos coches. Retomamos el paso otra vez y esta ver Rober se nos distanció unos 50 o 60 metros y luego se distanció Quintín hacia atrás, quedando el grupo partido pero todos a la vista. Conforme ascendimos Quintín se fue quedando más y Rober tiraba para alante a tren por lo que no le conseguia recortar ni un metro. Iba bastante cebado asi que decidí meter el plato pequeño, pero sin tirarme a la piscina para tratar de recuperar. Poco a poco vi que me iba sintiendo mejor y metrito a metrito veía a Rober cada vez más cerca. Hasta que vi la caseta del mirador cuando lo tenía a unos 20 metros y.... ¡le esprinté por sorpresa! Fue bastante divertido, la gente que había por allí se nos quedó mirando raro. Una vez arriba nos abrigamos y esperamos unos minutillos a Quintín que no había tenido buen día. Menuda sudada nos pegamos.
Arriba nos hicimos unas fotitos:
Pena que el día fuera muy nublado, pues nos perdimos las vistas hacia la montaña y el mar, que son una pasada:
Después de beber unos refigerios en el puestecillo bar que tienen allí montado tomamos para abajo, en sentido contrario, hacia Arriondas. Quintín y Rober se lanzaron a muerte, encadenando curvas de una forma brutal, mientras trataba de seguirles. Les perdí rápidamente y de repente vi al Rober en la cuneta. Pinchazo.
La llanta la tenía al rojo, debía haber metido una buena frenada con la rueda destruída. Cambiamos la cámara, mientras Quintín que no se había percatado suguió bajando. Al rato le vimos al pobre volver, otra subidita que se pegó....
Reanudamos de nuevo el paso, esta vez algo más prudentes y regresamos a Cangas. Fue una bonita y dura subida, si bien la parte más dura es la que viene desde el mar. En una Vuelta a España incluso Induráin se bajó de la bici por aquel lado del puerto... Había sido una bonita mañana, volvimos contentos de la subida y pensando solo en comer.
Rober nos hizo unos spaguettis con chorizo y salchichas, nos pusimos hastsa el culo, Triskis incluído que el no se lo iba a perder. Después tomamos la tarde de descanso y para llevar la bici de Rober a reparar a Villaviciosa ya en vistas del dia siguiente dedicado al 100% precisamente a no hacer nada. Bueno, Triskis decidió podar un arbol:
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