1 de Agosto de 2011
Comenzaba Agosto y el día amanecía muy nublado, casi lluvioso en apariencia. Habíamos decidido que como había llovido mucho durante la noche subiríamos al mirador del Fito, justo por donde atravesamos las montañas desde la costa cuando fuimos con el coche. Ah, y se me olvidaba, Triskis, aunque algo mojado seguía por ahí dando guerra. Tuvimos que engañarle con otro poco de ensaladilla pues el jodío nos seguía con las bicis y todo.
Perfil y dificultad: 103 BB (ver en wikiloc)
Datos de la ruta realizada:
Así pues, el trayecto era fácil en el sentido de que no teníamos que cargar las bicis en el coche ni nada parecido. Salimos de Cangas dirección Arriondas tomando una especie de carril peatonal que nos pareció más seguro que la carretera. Al menos eran unos 9 o 10 kms para llegar a Arriondas y una vez allí nos pasamos el desvío correcto, por lo que tocó preguntar y volver de nuevo al pueblo para girar a la izquierda.
Enseguida llegamos al kilómetro 1 de la subida. Estos decidieron que fuera yo delante, que ya me hacían la goma. Asi que me puse a tirar a un ritmo trotero. La subida era bastante revirada, con curvas y algún tobogán, pero se iba agarrando muchísimo a las piernas (y más después de lo que ya llevabamos acumulado de dos días sin parar). Cuando llevabamos 4 o 5 kilómetros de la subida, las rampas comenzaron a ser bastante seriotas y decidimos parar para que Quintín recuperara el aire. Esta vez la pájara le iba a tocar a él.
Retomamos el paso después de descansar tres o cuatro minutos, quitarnos algo de ropa y echar unas meadillas. Esta vez el Rober se adelantó un poco y se fue quedando Quintín unos pocos metros. Vimos que Quintín iba algo muerto y se acopló a un ritmo cochinero por lo que paramos nuevamente. Quedaban unos 3 kilómetros de la subida.
La carretera era bastante buena, y aunque el día era muy nublado la visibilidad y el asfalto eran perfectos. Además tuvimos mucha suerte y pasaron muy pocos coches. Retomamos el paso otra vez y esta ver Rober se nos distanció unos 50 o 60 metros y luego se distanció Quintín hacia atrás, quedando el grupo partido pero todos a la vista. Conforme ascendimos Quintín se fue quedando más y Rober tiraba para alante a tren por lo que no le conseguia recortar ni un metro. Iba bastante cebado asi que decidí meter el plato pequeño, pero sin tirarme a la piscina para tratar de recuperar. Poco a poco vi que me iba sintiendo mejor y metrito a metrito veía a Rober cada vez más cerca. Hasta que vi la caseta del mirador cuando lo tenía a unos 20 metros y.... ¡le esprinté por sorpresa! Fue bastante divertido, la gente que había por allí se nos quedó mirando raro. Una vez arriba nos abrigamos y esperamos unos minutillos a Quintín que no había tenido buen día. Menuda sudada nos pegamos.
Arriba nos hicimos unas fotitos:
Pena que el día fuera muy nublado, pues nos perdimos las vistas hacia la montaña y el mar, que son una pasada:
Después de beber unos refigerios en el puestecillo bar que tienen allí montado tomamos para abajo, en sentido contrario, hacia Arriondas. Quintín y Rober se lanzaron a muerte, encadenando curvas de una forma brutal, mientras trataba de seguirles. Les perdí rápidamente y de repente vi al Rober en la cuneta. Pinchazo.
La llanta la tenía al rojo, debía haber metido una buena frenada con la rueda destruída. Cambiamos la cámara, mientras Quintín que no se había percatado suguió bajando. Al rato le vimos al pobre volver, otra subidita que se pegó....
Reanudamos de nuevo el paso, esta vez algo más prudentes y regresamos a Cangas. Fue una bonita y dura subida, si bien la parte más dura es la que viene desde el mar. En una Vuelta a España incluso Induráin se bajó de la bici por aquel lado del puerto... Había sido una bonita mañana, volvimos contentos de la subida y pensando solo en comer.
Rober nos hizo unos spaguettis con chorizo y salchichas, nos pusimos hastsa el culo, Triskis incluído que el no se lo iba a perder. Después tomamos la tarde de descanso y para llevar la bici de Rober a reparar a Villaviciosa ya en vistas del dia siguiente dedicado al 100% precisamente a no hacer nada. Bueno, Triskis decidió podar un arbol:
martes, 30 de agosto de 2011
lunes, 22 de agosto de 2011
Asturias 2011 - Día 3 - "Triskis y el puente romano"
31 de Julio de 2011
El tercer día por la tarde, después de comer una estupenda ensaladilla rusa casera cocinada por Quintín nos echamos una señora siesta. A la tarde-noche después de limpiar las bicis y cenar bajamos al pueblo a comer unos helados y que Quintín lo viera que no lo conocía. Por ejemplo el puente romano:
Después de ver Cangas, subimos de nuevo a casa pues al día siguiente nos esperaba la subida al fito. Ibamos por el camino, totalmente a oscuras apenas iluminados por la luz de los móviles de Rober y Quntín. Cuando de repente vi algo negro entre mis piernas (no penséis mal) que se abalanzó sobre las luces del suelo. ¡Era un gato!
Bueno, más bien era un cachorrillo, que atraído por las luces jugueteaba mientras ibamos subiendo. El jodío nos siguió hasta la casa y todo, vamos que se nos acopló. Habíamos conocido a Triskis (y ahora diréis que es como llamó Quintín al perro, y sí, llamó igual a ambos xD) y ya no se separaría de nosotros:
Estaba muy flaco y tendría unos 3 meses, pero sin embargo bastante limpio, era como si se hubiera escapado de alguna casa o le hubieran abandonado en mitad del campo. Total que Rober convenció a su chica para quedarselo. Así que nos acompañaría el resto de los días y ese cenaría leche con... ensaladilla. Y también se mojaría pues llovería a mares durante la noche.
El tercer día por la tarde, después de comer una estupenda ensaladilla rusa casera cocinada por Quintín nos echamos una señora siesta. A la tarde-noche después de limpiar las bicis y cenar bajamos al pueblo a comer unos helados y que Quintín lo viera que no lo conocía. Por ejemplo el puente romano:
Después de ver Cangas, subimos de nuevo a casa pues al día siguiente nos esperaba la subida al fito. Ibamos por el camino, totalmente a oscuras apenas iluminados por la luz de los móviles de Rober y Quntín. Cuando de repente vi algo negro entre mis piernas (no penséis mal) que se abalanzó sobre las luces del suelo. ¡Era un gato!
Bueno, más bien era un cachorrillo, que atraído por las luces jugueteaba mientras ibamos subiendo. El jodío nos siguió hasta la casa y todo, vamos que se nos acopló. Habíamos conocido a Triskis (y ahora diréis que es como llamó Quintín al perro, y sí, llamó igual a ambos xD) y ya no se separaría de nosotros:
Estaba muy flaco y tendría unos 3 meses, pero sin embargo bastante limpio, era como si se hubiera escapado de alguna casa o le hubieran abandonado en mitad del campo. Total que Rober convenció a su chica para quedarselo. Así que nos acompañaría el resto de los días y ese cenaría leche con... ensaladilla. Y también se mojaría pues llovería a mares durante la noche.
miércoles, 10 de agosto de 2011
Asturias 2011 - Día 3 - "Posada de Valdeón - Pandetrave"
31 de Julio de 2011
Este era uno de los días críticos marcados en el calendario: los picos de europa. Nuestra idea inicial era hacer el macizo oriental, una vuelta a la plaza, como los toreros. Madrugamos (tampoco hubiera hecho falta, en cuanto sale el sol las vacas ya están pastando y nos despertaban con sus cencerros) un poco pues el punto de inicio estaba en la Posada de Valdeón (León), a unos 60 y pico kilómetros de Cangas. Amaneció un dia despejado y estupendo, el mejor según el plan metereológico de los que nos ibamos a encontrar los días sucesivos en los que se esperaban lluvias. Este fue el recorrido:
Reseña altimetría Pandetrave
Perfil y dificultad: 100 BB (ver en wikiloc)
Datos de la ruta realizada:
Partimos esta vez sin dejarnos nada y el camino la verdad es que fue bastante mareante: curvas y más curvas, entre montañas desfiladeros, carriles únicos donde adelantar era casi imposible (y arriesgado). Por el camino degustamos (u olimos mejor dicho) los aromas de los pueblecitos que recorrimos a pan de leña y embutidos de la zona. Además reparamos incluso en un incendio, que después de parar y preguntar a un hombre con un tractor nos dijo que no avisaramos al 112, que era una quema de matojos. Retomamos el camino algo extrañados la verdad, pues el incendio nos pareció considerable. Hora y media después llegamos a nuestro destino. Un bonito hotel y una verde pradera nos esperaban para preparar nuesta salida.
Preparamos las bicis y después de hacernos unas cuantas fotos salimos por el pueblo de Posada de Valdeón donde se ubicaba la posada/hotel/hostal hacia la ruta que marcaba el GPS de Robe.
Pronto Rober se dió cuenta de que el GPS marcaba lo que le salía de los pies, asi que simplemente decidimos seguir la ruta de la carretera que nos marcaba en un principio, que era una vía asfaltada y estrecha que iba en paralelo a una comarcal. Varios paneles de senderimso parecían indicar esta misma asi que la seguimos buen rato, con unas cuestas de aupa que así, en plan para empezar nos pusieron las piernas calientes y como piedras (no seáis mal pensados) hasta llegar a un pueblecito intermedio, Santa María de Valdeón, que cruzamos y dimos de nuevo con la comarcal. En este punto no teníamos ni idea de para donde tirar asi que como vimos que pasaban poquísimos coches por la comarcal y esta tiraba para arriba, para allí que fuimos.
Y menuda subida, pasamos las primeras señales y algunas asustaban pues marcaban desniveles del 6%, 9% e incluso mucho más. Allí seguimos dándolo todo, el sol ya pegaba. La subida fue bastante asfixiante (por el calor y la altitud que se notaba mucho) si bien las sombras de los árboles ayudaban, al coronar (entre hora y cuarto y hora y media tardamos en subir los 11 o 12 kms) reparamos en que se trataba de un puerto llamado Pandetrave (1562 m), Rober cogió una pájara de espanto y tocó esperarle.
Allí había vacas y gente mirando desde el mirador, parecía un sitio tranquilo. Después de comer algo y refrescarnos decidimos que ya que estabamos algo perdidos sin GPS y track tomar el descenso que daba a la otra vertiente del puerto y enflechados nos lanzamos hacia abajo, otros 10 o 11 kilómetros a muerte, cogiendo más de 60 km/h.
Cuando la cosa se puso de nuevo llana decidimos volver, pues realmente no teníamos ni idea para donde iba la carretera y tampoco vimos ninguna pista de tierra o similar por la que pudiéramos retomar alguna senda diferente. Así pues, de nuevo otra subida de aupa, de casi 1 hora para arriba. Al llegar Quintín nos cuenta una de sus historias desvariantes: ¡Joder y mis guantes! Pues macho, mala suerte si te los has dejado abajo, asi que a resignarse y a seguir. Luego ya se vería el desenlace, todo debía ser cosa del mal de altura.
Una instantánea de la zona desde lo alto del puerto una vez recoronado por la otra vertiente:
Retomado el puerto esta vez por la otra vertiente, bajamos a toda mecha hacia Posada de Valdeón donde acabó nuestro recorrido. Quintín se anotó casi 80 km/h en la bajada y el Rober por el estilo pues bajaban todo enciscados y picados. Casi nada el hombre cinético y más al llegar pues reparó en que los guantes se los había dejado en el coche (los dos pares de guantes)!!!!. Nos echamos unas buenas risas a su costa, parece que lo de la memoria no iba con nosotros en estos dos primeros días.
Nos habíamos dado un buen tute y estábamos exahustos, sin duda no hubieramos podido con el macizo oriental entero. No todo es querer, asi que volvimos a casa a comer de nuevo (comida-cena, a base de un plato gigante de spaguetis), limpiar las bicis y a acostarnos pues mañana pronosticaban lluvias y decidimos partir de Cangas a la subida del Mirador del Fito.
Otra buena paliza nos esperaba y... Triskis, un nuevo compañero.
Este era uno de los días críticos marcados en el calendario: los picos de europa. Nuestra idea inicial era hacer el macizo oriental, una vuelta a la plaza, como los toreros. Madrugamos (tampoco hubiera hecho falta, en cuanto sale el sol las vacas ya están pastando y nos despertaban con sus cencerros) un poco pues el punto de inicio estaba en la Posada de Valdeón (León), a unos 60 y pico kilómetros de Cangas. Amaneció un dia despejado y estupendo, el mejor según el plan metereológico de los que nos ibamos a encontrar los días sucesivos en los que se esperaban lluvias. Este fue el recorrido:
Reseña altimetría Pandetrave
Perfil y dificultad: 100 BB (ver en wikiloc)
Datos de la ruta realizada:
Partimos esta vez sin dejarnos nada y el camino la verdad es que fue bastante mareante: curvas y más curvas, entre montañas desfiladeros, carriles únicos donde adelantar era casi imposible (y arriesgado). Por el camino degustamos (u olimos mejor dicho) los aromas de los pueblecitos que recorrimos a pan de leña y embutidos de la zona. Además reparamos incluso en un incendio, que después de parar y preguntar a un hombre con un tractor nos dijo que no avisaramos al 112, que era una quema de matojos. Retomamos el camino algo extrañados la verdad, pues el incendio nos pareció considerable. Hora y media después llegamos a nuestro destino. Un bonito hotel y una verde pradera nos esperaban para preparar nuesta salida.
Preparamos las bicis y después de hacernos unas cuantas fotos salimos por el pueblo de Posada de Valdeón donde se ubicaba la posada/hotel/hostal hacia la ruta que marcaba el GPS de Robe.
Pronto Rober se dió cuenta de que el GPS marcaba lo que le salía de los pies, asi que simplemente decidimos seguir la ruta de la carretera que nos marcaba en un principio, que era una vía asfaltada y estrecha que iba en paralelo a una comarcal. Varios paneles de senderimso parecían indicar esta misma asi que la seguimos buen rato, con unas cuestas de aupa que así, en plan para empezar nos pusieron las piernas calientes y como piedras (no seáis mal pensados) hasta llegar a un pueblecito intermedio, Santa María de Valdeón, que cruzamos y dimos de nuevo con la comarcal. En este punto no teníamos ni idea de para donde tirar asi que como vimos que pasaban poquísimos coches por la comarcal y esta tiraba para arriba, para allí que fuimos.
Y menuda subida, pasamos las primeras señales y algunas asustaban pues marcaban desniveles del 6%, 9% e incluso mucho más. Allí seguimos dándolo todo, el sol ya pegaba. La subida fue bastante asfixiante (por el calor y la altitud que se notaba mucho) si bien las sombras de los árboles ayudaban, al coronar (entre hora y cuarto y hora y media tardamos en subir los 11 o 12 kms) reparamos en que se trataba de un puerto llamado Pandetrave (1562 m), Rober cogió una pájara de espanto y tocó esperarle.
Allí había vacas y gente mirando desde el mirador, parecía un sitio tranquilo. Después de comer algo y refrescarnos decidimos que ya que estabamos algo perdidos sin GPS y track tomar el descenso que daba a la otra vertiente del puerto y enflechados nos lanzamos hacia abajo, otros 10 o 11 kilómetros a muerte, cogiendo más de 60 km/h.
Cuando la cosa se puso de nuevo llana decidimos volver, pues realmente no teníamos ni idea para donde iba la carretera y tampoco vimos ninguna pista de tierra o similar por la que pudiéramos retomar alguna senda diferente. Así pues, de nuevo otra subida de aupa, de casi 1 hora para arriba. Al llegar Quintín nos cuenta una de sus historias desvariantes: ¡Joder y mis guantes! Pues macho, mala suerte si te los has dejado abajo, asi que a resignarse y a seguir. Luego ya se vería el desenlace, todo debía ser cosa del mal de altura.
Una instantánea de la zona desde lo alto del puerto una vez recoronado por la otra vertiente:
Retomado el puerto esta vez por la otra vertiente, bajamos a toda mecha hacia Posada de Valdeón donde acabó nuestro recorrido. Quintín se anotó casi 80 km/h en la bajada y el Rober por el estilo pues bajaban todo enciscados y picados. Casi nada el hombre cinético y más al llegar pues reparó en que los guantes se los había dejado en el coche (los dos pares de guantes)!!!!. Nos echamos unas buenas risas a su costa, parece que lo de la memoria no iba con nosotros en estos dos primeros días.
Nos habíamos dado un buen tute y estábamos exahustos, sin duda no hubieramos podido con el macizo oriental entero. No todo es querer, asi que volvimos a casa a comer de nuevo (comida-cena, a base de un plato gigante de spaguetis), limpiar las bicis y a acostarnos pues mañana pronosticaban lluvias y decidimos partir de Cangas a la subida del Mirador del Fito.
Otra buena paliza nos esperaba y... Triskis, un nuevo compañero.
martes, 9 de agosto de 2011
Asturias 2011 - Día 2 - "Ribadesella-Llanes"
30 de Julio de 2011
La primera etapa prometía. A nuestro juicio solo se apreciaban un par de tachuelas y el resto eran kilómetros para ir soltando piernas y cogiendo distancias para los días venideros. Este fue el plan:
Perfil y dificultad: 101 BB (ver en wikiloc)
Datos de la ruta realizada:
Nuestro primer amanecer sería nublado, como tantos otros días, precioso a las 9:30 a.m:
Salimos pronto para Ribadesella, tan pronto que gilipollas de nosotros olvidamos las zapatillas (Rober) y la mochila (Edu), lamentable. Le eché la bronca a mi hermano por olvidar sus zapas y luego resulta que yo me dejo la mochila entera... Cosas de las prisas, asi que nos volvimos Rober y yo del parking de autobuses de Ribadesella donde dejamos los coches de nuevo a Cangas para coger lo olvidado. Quintín, aunque en silencio seguramente se cagó en nuestros muertos por estar 1 hora sólo esperando nuestro regreso.
Subsanados estos "problemillas", partimos a eso de las 12:30 con la ruta. El primer tramo fue precioso, fuimos por veredas húmedas entre los campos de cultivo, con algun charco que otro pero poca cosa. Después nos fuimos adentrarndo en una zona de toboganes (con alguna cuestecilla curioseta, pero corta) y cruzando varios pueblos chiquititos y vías del tren. Este tramo se nos hizo a todos eterno y apenas habíamos cubierto 14kms de los 60 totales que hicimos. Además ya era bastante tarde, nos entraron dudas de volver, pero seguimos, de perdidos al río.
Pasado este tramo llegamos a una zona de carretera que cogimos brevemente hasta llegar a una zona muy arbolada de la montaña para cruzar hacia la zona de Llanes (y el mar). Era una pista bastante buena, pero sólo tenía dos pegas: la primera fue que tenía una pendiente bastante poco amigable que se nos atragantó asi tan de repente y la segunda fue que al acabar la pista forestal lo que había era una pista asfaltada que era un auténtico muro (más del 19% calculado así a ojo). Así que pie a tierra y andando hasta la cima.
Después una bajada muy rápida hasta un pueblo desde el que tomamos ya la carretera hacia el mar y vimos la primera de las playas. Prosiguiendo por una especie de carril bici muy chulo atravesando un puente de madera llegamos a la segunda cota de la jornada. Y menuda cota: trialeras, zona con piedrecillas impracticable, recordaba a la cuesta del burro de la Talajara. Resultado, pie a tierra de nuevo hasta la cima.
Una paradita en lo alto, nos vino bien, como se ponen de duros los gemelos de empujar la burra para arriba:
Después nos encaminamos por lo alto del acantilado que era una pasada:
Dejamos unas calas a nuestra izquierda (nudistas) y bajamos por una carretera hasta una especie de puerto de entrada a llanes.
Allí, después de dar unas vueltas y convencernos de que para llegar a Llanes el track sólo indicaba carretera nos dimos la vuelta. Preciosa la marisma:
Y madre mía, una subida de narices de nuevo, a las 16h que eran y un repecho de la muerte ([PENDIENTE DESNIVEL]). Lo afrontamos con ganas y aunque algún coche nos hizo parar (a mi especialmente) de los que iban hasta el mirador de la cala, llegamos arriba y proseguimos el camino de vuelta. Llegamos a al bajada de piedras sueltas y la primera cuesta el Rober casi hace caída libre, Quin y yo más precabidos bajamos el primer tramo a pata y luego nos lanzamos tras Rober, afrontando las trialeras con mayor facilidad de la que hubieramos esperado. Después regresamos hacia el penúltimo pueblo que cruzamos y nos zampamos un bocata de lomo con queso que parecía el mayor de los manjares. Joder que bien nos supo.
Ahora quedaba afrontar de nuevo la pista forestal, esta vez si que hicimos por ello y la subimos aunque a Quintin se le atragantó un poco el tramo final. Luego cogimos y a todo trapo para abajo y camino de vuelta hasta Ribadesella, entre toboganes, montañas entrenubladas, vacas, pueblecitos y vías del tren.
Que bonitos aquellos parajes verdes... ¡y qué cuestas!
El perfil nos sorprendió, pues no resultó tan fácil como parecía, si bien acabamos mucho mejor de lo que empezamos, apenas tardamos hora y media en hacer el camino de regreso. ¡Objetivo consguido!
Una pasada de ruta que nos encantó por el triple contraste: campo, montaña, mar. Irrepetible. Ahora tocaba volver a casa bastante tarde, comer (a eso de las 20h casi, arroz en cantidades industriales, con tomate, bonito y un huevo frito) y descansar para el etapón del día siguiente. Picos de Europa nada más y nada menos.
La primera etapa prometía. A nuestro juicio solo se apreciaban un par de tachuelas y el resto eran kilómetros para ir soltando piernas y cogiendo distancias para los días venideros. Este fue el plan:
Perfil y dificultad: 101 BB (ver en wikiloc)
Datos de la ruta realizada:
Nuestro primer amanecer sería nublado, como tantos otros días, precioso a las 9:30 a.m:
Salimos pronto para Ribadesella, tan pronto que gilipollas de nosotros olvidamos las zapatillas (Rober) y la mochila (Edu), lamentable. Le eché la bronca a mi hermano por olvidar sus zapas y luego resulta que yo me dejo la mochila entera... Cosas de las prisas, asi que nos volvimos Rober y yo del parking de autobuses de Ribadesella donde dejamos los coches de nuevo a Cangas para coger lo olvidado. Quintín, aunque en silencio seguramente se cagó en nuestros muertos por estar 1 hora sólo esperando nuestro regreso.
Subsanados estos "problemillas", partimos a eso de las 12:30 con la ruta. El primer tramo fue precioso, fuimos por veredas húmedas entre los campos de cultivo, con algun charco que otro pero poca cosa. Después nos fuimos adentrarndo en una zona de toboganes (con alguna cuestecilla curioseta, pero corta) y cruzando varios pueblos chiquititos y vías del tren. Este tramo se nos hizo a todos eterno y apenas habíamos cubierto 14kms de los 60 totales que hicimos. Además ya era bastante tarde, nos entraron dudas de volver, pero seguimos, de perdidos al río.
Pasado este tramo llegamos a una zona de carretera que cogimos brevemente hasta llegar a una zona muy arbolada de la montaña para cruzar hacia la zona de Llanes (y el mar). Era una pista bastante buena, pero sólo tenía dos pegas: la primera fue que tenía una pendiente bastante poco amigable que se nos atragantó asi tan de repente y la segunda fue que al acabar la pista forestal lo que había era una pista asfaltada que era un auténtico muro (más del 19% calculado así a ojo). Así que pie a tierra y andando hasta la cima.
Después una bajada muy rápida hasta un pueblo desde el que tomamos ya la carretera hacia el mar y vimos la primera de las playas. Prosiguiendo por una especie de carril bici muy chulo atravesando un puente de madera llegamos a la segunda cota de la jornada. Y menuda cota: trialeras, zona con piedrecillas impracticable, recordaba a la cuesta del burro de la Talajara. Resultado, pie a tierra de nuevo hasta la cima.
Una paradita en lo alto, nos vino bien, como se ponen de duros los gemelos de empujar la burra para arriba:
Después nos encaminamos por lo alto del acantilado que era una pasada:
Dejamos unas calas a nuestra izquierda (nudistas) y bajamos por una carretera hasta una especie de puerto de entrada a llanes.
Allí, después de dar unas vueltas y convencernos de que para llegar a Llanes el track sólo indicaba carretera nos dimos la vuelta. Preciosa la marisma:
Y madre mía, una subida de narices de nuevo, a las 16h que eran y un repecho de la muerte ([PENDIENTE DESNIVEL]). Lo afrontamos con ganas y aunque algún coche nos hizo parar (a mi especialmente) de los que iban hasta el mirador de la cala, llegamos arriba y proseguimos el camino de vuelta. Llegamos a al bajada de piedras sueltas y la primera cuesta el Rober casi hace caída libre, Quin y yo más precabidos bajamos el primer tramo a pata y luego nos lanzamos tras Rober, afrontando las trialeras con mayor facilidad de la que hubieramos esperado. Después regresamos hacia el penúltimo pueblo que cruzamos y nos zampamos un bocata de lomo con queso que parecía el mayor de los manjares. Joder que bien nos supo.
Ahora quedaba afrontar de nuevo la pista forestal, esta vez si que hicimos por ello y la subimos aunque a Quintin se le atragantó un poco el tramo final. Luego cogimos y a todo trapo para abajo y camino de vuelta hasta Ribadesella, entre toboganes, montañas entrenubladas, vacas, pueblecitos y vías del tren.
Que bonitos aquellos parajes verdes... ¡y qué cuestas!
El perfil nos sorprendió, pues no resultó tan fácil como parecía, si bien acabamos mucho mejor de lo que empezamos, apenas tardamos hora y media en hacer el camino de regreso. ¡Objetivo consguido!
Una pasada de ruta que nos encantó por el triple contraste: campo, montaña, mar. Irrepetible. Ahora tocaba volver a casa bastante tarde, comer (a eso de las 20h casi, arroz en cantidades industriales, con tomate, bonito y un huevo frito) y descansar para el etapón del día siguiente. Picos de Europa nada más y nada menos.
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